lunes, 25 de agosto de 2014

Todo despegue es opcional pero....

... todos los aterrizajes son obligatorios!

Cada día estamos más cerca de tener nuevo destino (nacional o internacional, aún no se sabe) pero como lo prometido es deuda, voy a publicar mis 5 últimas historietas kuwaitís para que no queden en el olvido.


La primera de ellas se sitúa en el día que me enteré que había un segundo aeropuerto en Kuwait. Sería algo normal saber que hay varios aeropuertos en un país, si no fuera porque yo me enteré a 30min de que se cerrase la puerta de embarque y en el aeropuerto que no era.

Me iba de viaje a Dubai para arreglar el famoso visado de trabajo (primer intento), la empresa me pagaba el viaje y el alojamiento. En principio, parecía fácil: avión, hotel y avión de vuelta. Unas 12h en Dubai para entrar con el visado nuevo.

Llegamos a la Terminal a una hora normal, 1h antes del embarque, sin tener que facturar. Carlos me deja en la puerta y se va a casa. Yo voy a comprar el desayuno y me acerco a la pantalla a ver la puerta. Todo normal. Todo normal hasta que no encuentro la puerta de embarque. El aeropuerto de Kuwait es bastante pequeño, de un vistazo lo ves casi todo, así que empiezo a mosquearme. Compruebo el día del billete, la compañía y la hora. Todo correcto. Voy al mostrador de información y, como era de esperar, no hay nadie. Tardo unos 10 minutos en encontrar a alguien con quien hablar, el ritmo de trabajo kuwaití es lo que tiene. Me coge el billete con desgana, lo mira, levanta la vista del papel y me mira con los ojos como platos. Mal rollo. El chico se empieza a poner nervioso y me dice que ese vuelo sale del otro aeropuerto. Cara de asombro. Otro aeropuerto? Pero si este es enano, como vais a tener dos?. Pienso que su inglés no es de lo mejor y le digo que me explique bien lo que pasa. Acento árabe pero bien clarito: el avión sale del otro aeropuerto y como no corras, no llegas, de echo creo que no llegas.

Salgo a la puerta corriendo. Llamo a Carlos para que me explique donde está el otro aeropuerto. No tiene ni idea y, además, va con el coche hacia la otra punta del país. Bien Haydée, lo estás haciendo bien. Billete pagado por la empresa y lo vas a perder. Y encima la razón es que no sabías que había otro aeropuerto, todo muy normal vaya.

Pienso en coger un taxi, darle todo el dinero que tengo, que se salte si hace falta las medianas pero que llegue a coger el avión, porque me veo sin viaje y sin trabajo. Puerta de entrada, CERO taxis. CERO. Y una cola interminable de gente esperando. Estoy entre llorar y reir. Si llamo a mi jefe si que se va a reir. Paso un par de minutos (para mi una eternidad) en la puerta del aeropuerto con cara de angustia y de un lado para otro intentando pensar en algo. Se me acerca un chico, árabe de los de postal. Unos 35 años, alto, delgado, rasgos árabes y disdasha. Una cara de mafioso que no puede con ella. Lo que me faltaba, pienso, ahora se me va a poner a ligar, qué pesados! El chico me aparta de la muchedumbre hambrienta de taxis, y me susurra que qué me pasa, que si necesito un taxi muy urgentemente. Se me abrió el cielo. Pero el tío está en mi Top ten de personas con las que me he cruzado en la vida que dan mas mal rollo. ¿Me subo o no me subo? Se me pasan por la cabeza un millón de posibles cosas que me pueden pasar si me subo con ese tío a un coche, ninguna buena. A ver Haydée, o te echan del trabajo o te subes con el tío este a un coche y si tienes mucha suerte te deja en el aeropuerto antes de que cierre el embarque. Me la juego.

El pacto es que me lleva al otro aeropuerto y yo le doy la voluntad por el trayecto, ya que como no es un taxi oficial no puede cobrarme. Perfecto. Foto de la matricula, descripción del tío y del coche a Carlos y me subo. El tío ni me mira, se pone a hablar por teléfono con un amigo (lo que aumenta el mal rollo) y yo ya me imagino la conversación: "Ha picado una chica occidental. Ya estamos de camino". Llamo a Carlos para tranquilizarlo y tranquilizarme. El tío va a todo lo que le da el coche, que está sucio y un poco destartalado. Ya voy fuera de hora y el chico me dice que nos quedan unos 10 minutos. Bien, seguimos en buena línea.

Llegamos al aeropuerto. La terminal debe ser tan grande como una cafetería del Corte Inglés. No creo ni que legalmente se le pueda llamar aeropuerto a eso. Me bajo del coche y el chico conmigo, le doy el primer billete que veo para poder salir corriendo a llorar en el mostrador de la compañía aérea. Me mira mal y me dice: "Deberías darme más dinero, el precio de este trayecto en taxi es mucho más que lo que me das". Ante su cara de mafioso y mis prisas acepto, le doy lo que dice porque el tío ha podido salvarme el culo, eso es así. 

Mostrador cerrado pero con una señorita con cara de amable. Y lo era. Fiuuu! Me deja pasar sin problemas (supongo que acostumbrada al sentido de la puntualidad kuwaití) y me siento para esperar el embarque. Aviso a Carlos de que el sicario no ha hecho nada raro y todos contentos. Primer viaje a Dubai en camino y, lo que es más importante, no tener que explicarle al jefe que su empleada no es muy avisapada...

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