sábado, 7 de noviembre de 2015

Tailandia 1.0

Bangkok ha dejado huella en mí, eso es así. He pasado 1 mes increíble que espero que dentro de poco se conviertan en muchos más, de momento, estoy esperando con los dedos cruzados en Vigo. La llamada “Ciudad de los ángeles” tiene la mezcla justa de gran urbe, cultura asiática y naturaleza. Te hipnotiza desde que bajas del avión, y eso es mucho decir después de las más de 12 horas de vuelo…

Viajé en plena época de lluvias, pero que se note que somos gallegos no? El calor es soportable si no es por la humedad. Los complementos esenciales para visitar la ciudad son: una toalla de mano, un desodorante y una camiseta de repuesto... y a sudar! Una temperatura media de 25ºC, pero a media tarde se abre el cielo y cae agua como si se fuese a acabar el mundo. 2h de agua y a seguir.


La amabilidad de la gente y la sonrisa continua que tienen te alegra el día. La forma de vivir y de ser, viene de su lema “Sanuk, Sabai y Saduak”, que significa “ Sé feliz, permanece sereno, conténtate con aquello que la vida te ofrece”. Y lo cumplen a raja tabla. Están tranquilos, contentos, no se estresan por nada y eso no veas si se agradece.

Bangkok es una ciudad de 11 millones de habitantes que tiene de todo (Chinatown, zona de mochileros, mercado del sexo, barrio japonés, rascacielos, parques inmensos, grandes palacios, atascos monumentales y mucha vida nocturna) por lo que resumir es bastante difícil. Por la calle me han ofrecido desde asistir en primera fila a un ping pong show, echarme las cartas o saltamontes fritos. Y todo en apenas 100m.

Manejan un inglés básico para sus negocios (barato barato, los números y buena oferta), y a partir de ahí señas para negociar. Se negocia absolutamente todo. Con estas pocas palabras en un inglés rudimentario se manejan, y consiguen que te sientas como en casa. El idioma de la sonrisa es universal.

El precio de la comida (por 1 te pones hasta arriba), la ropa (2 camiseta), transporte (trayecto de 1h en furgoneta con AC ida y vuelta por 3) invita a quedarse. Para mi, sobre todo la comida y el transporte. Nos pegamos dos escapadas a las Islas Phi Phi y a Ayyuthaya que son lo más espectacular que he visto en mi vida y por un precio irrisorio.


Hay un dicho tailandés que dice que cuando los niños tienen edad para reir, la tienen también para conducir una moto (en torno a los 12 años) y así está el tráfico en la ciudad. Caos total. Obligatorio probar a jugarte la vida en un tuk-tuk y cuanto más loco sea el conductor más divertido es...


Bueno, como veis la entrada está incompleta. A muchos de vosotros ya os he contado mil aventuras de Tailandia, para los que no, contestaré a todas vuestras cuestiones.

Y la historia se acaba aquí. Espero tener la oportunidad de volver a reescribir esta entrada del blog diciendo que vivimos allí y contaros lo maravillosa que es esa ciudad y esa gente. Así que esta entrada se queda incompleta. Hay que tener objetivos en la vida e intentar cumplirlos! y este es uno de los primeros de mi lista.

PD: Os dejo algunas fotos para daros envidia!

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