Viaje al país de los contrastes. O regreso al pasado o al futuro según como se vea.
Lo primero que te impacta nada más llegar son las mujeres vestidas de negro de los
pies a la cabeza, manos incluidas. Había oído hablar, sabía que vestían burka pero verlo…… es una
sensación entre miedo, incertidumbre y sobre todo respeto, respeto por algo que
no entiendo. No logro comprender como pueden llevar oculto su rostro y su
cuerpo por ser exclusividad del marido poder verlo,dan ganas de sentarte al lado
de una, mirarla a los ojos, hacerle miles de preguntas para encontrar una
respuesta lógica a tal indumentaria. “El progreso” les permite conducir y ya tiene
mérito sin visión lateral y con lo bien” que conducen allí.
Sus hijos:
criados por una jovencita que un día decidió dejar su país (filipinas, pakistán,etc...)
para buscar un futuro mejor. Estan uniformadas como auténticas nanis de película y cuidan pacientemente a sus hijos
mientras ellas van de compras o simplemente salen a pasear.
Sus maridos: hombres elegantemente vestidos con sus
blancas disdashas que solo por haber nacido del sexo masculino tienen el poder y el derecho de
mandar sobre ellas y sobre la vida política y social del país.
Eso sí, ni ellos ni ellas
por haber nacido en un país donde “Don Petróleo” Lo financia todo, todo, todo, trabajan. Sus manda más reparten la cuarta parte de los beneficios del oro negro
con el pueblo, más o menos como aquí,
verdad? En eso van por delante nuestro.
La
ciudad: levantada después del gran incendio de los pozos petrolíferos
provocado por una absurda guerra de poder que arrasó todo, dejó construcciones
pobres al lado de donde hoy se construyen elegantes rascacielos. No arreglan ni
mantienen nada, dejan que lo viejo se vaya cayendo por sí solo, no se
complican, para qué, si hay dinero para
hacer y hacer más.
Comidas de
todo tipo y lugares, tailandés,
Paquistaní, japonés incluido (yo no
le acabo de coger el punto) por mí se
podía eliminar, cosa que algunos
que yo se les daría un pasmo, mira que
les gusta. Lo
mejor fue el kebab típico de allí, ver como lo hacen, como cocinan el pan que luego a modo de cubierto se utiliza para
comer la carne. todo servido con una sonrisa y
una complicidad con nuestros anfitriones que hacía que la velada
fuera de lo más acogedora entre el
bullicio de gentes y familias alrededor de grandes mesas.
Dubai: no sé cómo definir lo que allí me
encontré, lo más de lo más lo quieren tener. Los mejores coches, los más
lujosos, los más rápidos, lo mejor en tecnología para el automóvil como
pantallas enormes que no se si son para guiarse o para ver una peli mientras conducen, cosa que no
me extrañaría viendo cómo se manejan por
esas carreteras de Ala que aunque tengan
dos carriles ellos los convierten en tres. Para que tener aceras si total con
esos fitipaldis y el calor que hace
nadie se atreve a ir por ellas. Bueno.... algún loco gallego se atrevió
arriesgando su vida al cruzar, pues pasos de peatones creo que no saben lo que
son. El
nombre de las dos únicas rotondas de Kuwait lo dicen todo; rotonda de la muerte
y rotonda de la menos muerte.
Dubai mall: gigantes centros comerciales, verdaderas
ciudades cubiertas a una temperatura adecuada como para tener una pista de
hielo donde se juegan partidos oficiales de hockey sobre patines. Tiburones, rayas,
peces de mil colores y otras muchas especies marinas se mezclan en el grandioso acuario que entre tienda y
tienda se expone a la vista de todos. Como
el esqueleto de un dinosaurio que se puede ver paseando por una de sus
múltiples plantas, para que lucirlo en un museo habiendo centros comerciales. Parques
de atracciones con montaña rusa incluida hacen que los más atrevidos lo pasen
de miedo. Tiendas de lujo, joyerías, deportes, ropa, comida, farmacias etc...creo
que cualquier cosa que quisieras comprar allí lo encontrarías solo es cuestión
de tarjeta de crédito.
La entrada al edificio mas alto del mundo desde donde
se puede ver lo que creo que pocos, por no decir el único país ha realizado;
grandiosos rascacielos con estructuras espectaculares, islas artificiales que
entre ellas forman la bola del mundo, o se asemejan a una gran palmera con sus
ramificaciones, en cada una de las
cuales casas grandiosas con playa
privada, barco etc. Un enorme hotel para
disfrute de una minoría supongo, pues el lujo se paga bien caro. Todo
construido donde no hace tantos años solo era mar y arena. Miedo me da pensar que un día el mar y las dunas
quieran volver a recuperar su
sitio........
La
censura: curioso ver enormes tiendas con carteles publicitarios de todo
tipo (ropa interior femenina etc) y a la hora de comprar una revista de
cualquier tema la censura del rotulador nos salta a la vista, no sea que se vea
algo...
La Gran Mezquita de Abu Dhabi: Sin duda lo mejor del fin de semana,
espectacular, grandioso, soberbio, todo lo que diga me quedo corta de lo que
allí vimos. Me sorprendió que no cobran ni por aparcar, ni por entrar, ni por
alquilar la túnica negra que a las tres chicas nos obligaron a poner, (para
hacernos una pequeña idea de como se pude vivir a mas de 50 grados todas tapadas), ni siquiera un puesto de venta de
agua, aunque dadas las temperaturas que allí alcanzan, no vendría nada mal
(bueno, creo que alguna fuente si había). Se nota que por ahora no necesitan el
dinero del turismo. Como aquí, que cobran casi hasta por respirar en
cualquier lugar religioso vendiendo
estampitas y reliquias a doquier.
Lo mejor del viaje los anfitriones, genial, todo organizado desde buscar
vuelos, planificar el fin de semana en
Dubai; hotel en un barrio creo que paquistaní no? como diríamos aquí muy
enxebre, limpio y cómodo que para una noche no se necesita mas, aaah y con bar de
chicas incluido, eso por muy prohibido
que esté no falta en ningún lugar del mundo. Sacar billetes, cambiar
monedas, como hacer visado sin perderse por el aeropuerto, contratar un
árabe para que te lleve al desierto con
los riesgos que eso conlleva, no se estresan si hay que tardar una, dos o tres horas en llegar no pasa na...
no hay prisa....y aunque a unos nos gustó mas que a otros estuvo muy bien. Y un sin fin de cosas mas. Gracias Haydée.
Y que decir del guía particular, que tras dos años
viviendo allí nos llevaba de una punta a otra del país contándonos con detalle
todo sobre sus gentes, su modo de vida, su cultura, sus costumbres, disfrutamos
tanto al escucharlo como ´él al contarlo, pues no le gusta a el hablar ni
ná.... visitamos los sitios mas emblemáticos de la ciudad, playas, museos,
puertos, mercados donde se vendía de todo desde cómic, teteras hasta vestidos de
fiesta con un parking a casi 50o que hacia de improvisado probador. Y como no, los mejores sitios pa comer y degustar los mejores postres y
helados del país que con espectáculo de malabares incluido nos dejaban con la
boca abierta al mezclarlos y lanzarlos a
una distancia digna de función de circo. Gracias Carlos, ser muy felices y no cambiéis nunca.
El viajar enriquece pero en
buena compañía es inolvidable!
deberías incluir una foto de la madrina, para que el resto del mundo y del islam sepan quien ha contado su peripecia con tanto cariño y respeto (aunque como el resto, no entendamos casi nada de esa cultura) . Buen relato, Rosa. ¡ y que rico el kebab casero del Zoco !
ResponderEliminarMe ha gustado como has contado tu experiencia por el desierto, lo que más me llama la atención son las mujeres con el burka, me cuesta pensar que no pueden tener libertad, ni derechos, ni ideas propias, ni posibilidad alguna de crecer en ningún ámbito, siempre bajo la vara de los hombres.
ResponderEliminarPreciosa la Mezquita, tan blanquita y grande que nos hace poner los ojos como platos. Un biquiño!!
Espectacular Rosa. Una experiencia, por lo que describes, inolvidable. ¡Qué pequeño es el mundo y qué distinto es!
ResponderEliminarUn abrazo, @adriantsn