lunes, 25 de agosto de 2014

Todo despegue es opcional pero....

... todos los aterrizajes son obligatorios!

Cada día estamos más cerca de tener nuevo destino (nacional o internacional, aún no se sabe) pero como lo prometido es deuda, voy a publicar mis 5 últimas historietas kuwaitís para que no queden en el olvido.


La primera de ellas se sitúa en el día que me enteré que había un segundo aeropuerto en Kuwait. Sería algo normal saber que hay varios aeropuertos en un país, si no fuera porque yo me enteré a 30min de que se cerrase la puerta de embarque y en el aeropuerto que no era.

Me iba de viaje a Dubai para arreglar el famoso visado de trabajo (primer intento), la empresa me pagaba el viaje y el alojamiento. En principio, parecía fácil: avión, hotel y avión de vuelta. Unas 12h en Dubai para entrar con el visado nuevo.

Llegamos a la Terminal a una hora normal, 1h antes del embarque, sin tener que facturar. Carlos me deja en la puerta y se va a casa. Yo voy a comprar el desayuno y me acerco a la pantalla a ver la puerta. Todo normal. Todo normal hasta que no encuentro la puerta de embarque. El aeropuerto de Kuwait es bastante pequeño, de un vistazo lo ves casi todo, así que empiezo a mosquearme. Compruebo el día del billete, la compañía y la hora. Todo correcto. Voy al mostrador de información y, como era de esperar, no hay nadie. Tardo unos 10 minutos en encontrar a alguien con quien hablar, el ritmo de trabajo kuwaití es lo que tiene. Me coge el billete con desgana, lo mira, levanta la vista del papel y me mira con los ojos como platos. Mal rollo. El chico se empieza a poner nervioso y me dice que ese vuelo sale del otro aeropuerto. Cara de asombro. Otro aeropuerto? Pero si este es enano, como vais a tener dos?. Pienso que su inglés no es de lo mejor y le digo que me explique bien lo que pasa. Acento árabe pero bien clarito: el avión sale del otro aeropuerto y como no corras, no llegas, de echo creo que no llegas.

Salgo a la puerta corriendo. Llamo a Carlos para que me explique donde está el otro aeropuerto. No tiene ni idea y, además, va con el coche hacia la otra punta del país. Bien Haydée, lo estás haciendo bien. Billete pagado por la empresa y lo vas a perder. Y encima la razón es que no sabías que había otro aeropuerto, todo muy normal vaya.

Pienso en coger un taxi, darle todo el dinero que tengo, que se salte si hace falta las medianas pero que llegue a coger el avión, porque me veo sin viaje y sin trabajo. Puerta de entrada, CERO taxis. CERO. Y una cola interminable de gente esperando. Estoy entre llorar y reir. Si llamo a mi jefe si que se va a reir. Paso un par de minutos (para mi una eternidad) en la puerta del aeropuerto con cara de angustia y de un lado para otro intentando pensar en algo. Se me acerca un chico, árabe de los de postal. Unos 35 años, alto, delgado, rasgos árabes y disdasha. Una cara de mafioso que no puede con ella. Lo que me faltaba, pienso, ahora se me va a poner a ligar, qué pesados! El chico me aparta de la muchedumbre hambrienta de taxis, y me susurra que qué me pasa, que si necesito un taxi muy urgentemente. Se me abrió el cielo. Pero el tío está en mi Top ten de personas con las que me he cruzado en la vida que dan mas mal rollo. ¿Me subo o no me subo? Se me pasan por la cabeza un millón de posibles cosas que me pueden pasar si me subo con ese tío a un coche, ninguna buena. A ver Haydée, o te echan del trabajo o te subes con el tío este a un coche y si tienes mucha suerte te deja en el aeropuerto antes de que cierre el embarque. Me la juego.

El pacto es que me lleva al otro aeropuerto y yo le doy la voluntad por el trayecto, ya que como no es un taxi oficial no puede cobrarme. Perfecto. Foto de la matricula, descripción del tío y del coche a Carlos y me subo. El tío ni me mira, se pone a hablar por teléfono con un amigo (lo que aumenta el mal rollo) y yo ya me imagino la conversación: "Ha picado una chica occidental. Ya estamos de camino". Llamo a Carlos para tranquilizarlo y tranquilizarme. El tío va a todo lo que le da el coche, que está sucio y un poco destartalado. Ya voy fuera de hora y el chico me dice que nos quedan unos 10 minutos. Bien, seguimos en buena línea.

Llegamos al aeropuerto. La terminal debe ser tan grande como una cafetería del Corte Inglés. No creo ni que legalmente se le pueda llamar aeropuerto a eso. Me bajo del coche y el chico conmigo, le doy el primer billete que veo para poder salir corriendo a llorar en el mostrador de la compañía aérea. Me mira mal y me dice: "Deberías darme más dinero, el precio de este trayecto en taxi es mucho más que lo que me das". Ante su cara de mafioso y mis prisas acepto, le doy lo que dice porque el tío ha podido salvarme el culo, eso es así. 

Mostrador cerrado pero con una señorita con cara de amable. Y lo era. Fiuuu! Me deja pasar sin problemas (supongo que acostumbrada al sentido de la puntualidad kuwaití) y me siento para esperar el embarque. Aviso a Carlos de que el sicario no ha hecho nada raro y todos contentos. Primer viaje a Dubai en camino y, lo que es más importante, no tener que explicarle al jefe que su empleada no es muy avisapada...

lunes, 9 de junio de 2014

Bye bye Kuwait

Pues se ha acabado la aventura kuwaití. 1 año que ha dado para mucho. Sin pena, pero con cierta tristeza por dejar atrás a algunos amigos de verdad que hemos tenido la suerte de encontrarnos en nuestra aventura. 

Las dos últimas semanas han sido de locura. Una mudanza más (y ya van....) pero esta vez transoceánica, lo que aumenta las variables y las dificultades. Al final, y después del mercadillo que hemos hecho con nuestros muebles/cosas, lo que nos llevamos a España se irá vía cargo de aeropuerto a aeropuerto. Buena solución a un precio razonable. Pero si estas dos semanas han sido de locura no ha sido por las barbacoas de despedida y demás "xuntanzas" culinarias, si no por las extrañas aventuras que hemos vivido. Los que me seguís en facebook sabéis de que hablo, para los que no, os cuento:

1.- Las normas de circulación son escasas y la aceptación de las mismas nula, por lo que se dan cosas como éstas: Un par de cabras sentadas en el asiento de atrás de un coche y el dromedario con las cintas de seguridad sobre la joroba en la parte de atrás de una pick up. Si necesito transportar animales porqué no puedo hacerlo con mi coche?

2.- El otro día fuimos al banco y lo que allí vi creo que me dejó tocada de por vida. Un señor mayor, de unos 75 años entra en el banco con una maleta de las de meter en la cabina del avión. Pide sacar una cantidad de dinero y el banquero empieza a sacar fajos de billetes. Muchos fajos. Un cálculo aproximado que pude hacer mientras Carlos hacía sus gestiones es de 2 millones de euros. Como lo leéis. Que no es broma. El señor fue con su maleta a sacar 2 millones de euros en efectivo. Si os fijáis en la foto, los tacos de billetes asoman por encima de la maleta. De verdad que no daba crédito. El señor estaba sólo en el banco y pensaba irse a su casa con ese dinero en una maleta, ni seguridad, ni acompañantes, ni leches. No sé para qué alguien puede necesitar semejante cantidad de dinero en efectivo, pero no he visto ni veré tanto dinero junto.


3.- Una celebración de una comunión en el buffet japonés. Sí, unos cristianos celebrando la comida de la comunión en un japonés, vueltas que da la vida. Lo mejor, el niño con sus alitas. De verdad no sé que pretende simbolizar, pero el pobre niño iba con su diadema de brillantes y dos alitas de ángel? Si hay alguien en la sala que sepa de que va la cosa por favor que me lo explique.

4.- Un par de señales nuevas: el camino a la diversión (en la puerta de la universidad donde trabajaba) y el camino para los "guiris", algo muy español y que vimos en el aeropuerto.

Con este post no pretendo dejar de contar cosas de Kuwait (porque aún me quedan unos cuantos ases en la manga) pero si hacer una especie de resumen de mi añito en el desierto. En estos meses he pasado experiencias increíbles y algunas menos positivas, pero de todo se aprende. Mejor empezar por las negativas, para acabar con buen sabor de boca.

Todos me preguntáis cómo es eso de vivir en un país donde la mujer tiene un papel menor que secundario en la vida cotidiana. Pues a veces es complicado. Al principio lo llevaba mejor, no voy a mentir. Iba muy mentalizada de no liar ninguna cuando me dejaran de lado por ser mujer y llegué a tomármelo a risa. Situaciones como ir con Carlos, encontrarnos a algún conocido árabe y que ni me mire y me niegue el saludo se convirtieron en mi día a día. Pero estas últimas semanas mi paciencia estaba un poco al límite y lo he llevado peor. He entrado a un par de tiendas y no me han querido atender, los dependientes miraban al vacío como si no hubiese nadie. También me cortaron la línea del teléfono porque al dependiente de la tienda no le hacía gracia que le hablase una mujer, decidió no escucharme y cortarme la línea en vez de cortarme la tarjeta sim. Por cierto, borren mi número kuwaití, ya no existe. ;)  Y así muchos detalles: sentirse observarda en muchas situaciones, incluso que te desnuden con la mirada... pero o acabas acostumbrándote o te vas del país. Existe también la opción de usar una falsa sonrrisilla y cagarte en la madre que parió a alguno en perfecto español, eso siempre funciona.
La situación de la mujer y que la religión sea el centro de la vida aquí me han parecido tonterías al lado del racismo y la exclavitud a la que son sometidas muchas de las personas que vienen a Kuwait a buscarse la vida. Muchas de las actitudes que he visto consistían en tratar a seres humanos como inferiores y, en muchas ocasiones, ofrecer unas condiciones laborales de exclavitud. Y cuando digo exclavitud, es exclavitud. Aquí tu visado de trabajo puede pertenecer a una persona, quedando así atrapada y bajo amenaza de expulsión del país la nani que viene a cuidar a sus hijos, por poner sólo un ejemplo. Ha sido muy duro ver eso día a día y me ha hecho reflexionar en más de una ocasión. Además, en estos últimos días han salido varias noticias sobre cerrar mucho más el país al mundo, van a prohibir el bikini en playas y hoteles o le han quitado la custodia de sus hijos a una mujer kuwaití divorciada, que fuera de Kuwait se atrevió a ponerse un bikini por poner dos ejemplos.

Pero venir a este país me ha abierto más la mente. He aprendido a respetar, más si cabe, a otras culturas y diferentes religiones. Es algo que me llevaré donde vaya. Somos la misma especie y vivimos y vemos las cosas de forma a veces opuesta. He tenido conversaciones serias y a la vez muy divertidas con mujeres que llevan burka y no quieren cambiar su vida, con europeos que ven España como un oasis donde se vive de lujo y se trabaja poco o sobre las tremendas ventajas de casarse. He conocido gente con la que nunca en mi vida hablaría si no estuviésemos fuera de nuestro país y necesitásemos apoyo. Y me llevo amigos que espero que sean para siempre. El árabe sigue en la lista de tareas pendientes, sin ir a una academia me ha sido imposible, pero a cambio me he soltado mucho con el inglés!

Bueno, no quiero romperos la cabeza con mis sentimentalismos, el balance ha sido positivo.
Y ahora qué? Pues buena pregunta. Por lo pronto volver a Vigo a pasar el verano, disfrutar de mi padre y decidir dónde vamos. Tenemos varias opciones (en España y fuera de ella) e intentaremos elegir algún sitio chulo para que vengáis a visitarnos, prometido.



Quad por el desierto de Dubái

jueves, 5 de junio de 2014

Viaje al país de los contrastes

La entrada que leereis a continuación está escrita por mi madrina. No es por fastidiar, pero es la más mejor de todas. Aún tengo presente su cara de asombro al ver las locuras que hay por estos lares. Disfruten!

Viaje al país de los contrastes. O regreso al pasado o al futuro según como se vea.

Lo primero que te impacta nada más llegar son las mujeres vestidas de negro de los pies a la cabeza, manos incluidas. Había oído hablar, sabía  que vestían burka pero verlo…… es una sensación entre miedo, incertidumbre y sobre todo respeto, respeto por algo que no entiendo. No logro comprender como pueden llevar oculto su rostro y su cuerpo por ser exclusividad del marido poder verlo,dan ganas de sentarte al lado de una, mirarla a los ojos, hacerle miles de preguntas para encontrar una respuesta lógica a tal indumentaria. “El  progreso” les permite conducir y ya tiene mérito sin visión lateral y con lo bien” que conducen allí.
 

Sus hijos: criados por una jovencita que un día decidió dejar su país (filipinas, pakistán,etc...) para buscar un futuro mejor. Estan uniformadas como auténticas nanis de película y cuidan pacientemente a sus hijos mientras ellas van de compras o simplemente salen a pasear.

Sus maridos: hombres elegantemente vestidos con sus blancas disdashas que solo por haber nacido del sexo masculino tienen el poder y el derecho de mandar sobre ellas y sobre la vida política y social del país. 
Eso sí, ni ellos ni ellas por haber nacido en un país donde “Don Petróleo” Lo financia todo, todo, todo, trabajan. Sus manda más reparten la cuarta parte de los beneficios del oro negro con el pueblo, más o menos como aquí,  verdad? En eso van por delante nuestro.


 



La ciudad: levantada después del gran incendio de los pozos petrolíferos provocado por una absurda guerra de poder que arrasó todo, dejó construcciones pobres al lado de donde hoy se construyen elegantes rascacielos. No arreglan ni mantienen nada, dejan que lo viejo se vaya cayendo por sí solo, no se complican, para qué,  si hay dinero para hacer y hacer más.








Comidas de todo tipo y lugares, tailandés,  Paquistaní,  japonés incluido (yo no le acabo de coger el punto)  por mí se podía eliminar,  cosa que algunos que  yo se les daría un pasmo, mira que les gusta. Lo mejor fue el kebab típico de allí, ver como lo hacen,  como cocinan el pan  que luego a modo de cubierto se utiliza para comer la carne. todo servido con una sonrisa y  una complicidad con nuestros anfitriones que hacía que la velada fuera  de lo más acogedora entre el bullicio de gentes y familias alrededor de grandes mesas.
                                                                                  
Dubai: no sé cómo definir lo que allí me encontré, lo más de lo más lo quieren tener. Los mejores coches, los más lujosos, los más rápidos, lo mejor en tecnología para el automóvil como pantallas enormes que no se si son para guiarse o para  ver una peli mientras conducen, cosa que no me extrañaría viendo cómo se manejan por esas carreteras de Ala que aunque tengan dos carriles ellos los convierten en tres. Para que tener aceras si total con esos fitipaldis y el calor que hace nadie se atreve a ir por ellas. Bueno.... algún loco gallego se atrevió arriesgando su vida al cruzar, pues pasos de peatones creo que no saben lo que son.  El nombre de las dos únicas rotondas de Kuwait lo dicen todo; rotonda de la muerte y rotonda de la menos muerte. 

Dubai mall:  gigantes centros comerciales, verdaderas ciudades cubiertas a una temperatura adecuada como para tener una pista de hielo donde se juegan partidos oficiales de hockey sobre patines. Tiburones,  rayas,  peces de mil colores y otras muchas especies marinas se mezclan en el grandioso acuario que entre tienda y tienda se expone a la vista de todos. Como el esqueleto de un dinosaurio que se puede ver paseando por una de sus múltiples plantas, para que lucirlo en un museo habiendo centros comerciales. Parques de atracciones con montaña rusa incluida hacen que los más atrevidos lo pasen de miedo. Tiendas de lujo, joyerías, deportes, ropa, comida, farmacias etc...creo que cualquier cosa que quisieras comprar allí lo encontrarías solo es cuestión de tarjeta de crédito.

La entrada al edificio mas alto del mundo desde donde se puede ver lo que creo que pocos, por no decir el único país ha realizado; grandiosos rascacielos con estructuras espectaculares, islas artificiales que entre ellas forman la bola del mundo, o se asemejan a una gran palmera con sus ramificaciones,  en cada una de las cuales  casas grandiosas con playa privada, barco etc. Un enorme hotel para disfrute de una minoría supongo, pues el lujo se paga bien caro. Todo construido donde no hace tantos años solo era mar y arena. Miedo me da pensar que un día el mar y las dunas quieran volver a recuperar  su sitio........
                                                                          
La censura: curioso ver enormes tiendas con carteles publicitarios de todo tipo (ropa interior femenina  etc)  y a la hora de comprar una revista de cualquier tema la censura del rotulador nos salta a la vista, no sea que se vea algo...

La Gran Mezquita de Abu Dhabi: Sin duda lo mejor del fin de semana, espectacular, grandioso, soberbio, todo lo que diga me quedo corta de lo que allí vimos. Me sorprendió que no cobran ni por aparcar, ni por entrar, ni por alquilar la túnica negra que a las tres chicas nos obligaron a poner, (para hacernos una pequeña idea de como se pude vivir a mas de 50 grados todas tapadas), ni siquiera un puesto de venta de agua, aunque dadas las temperaturas que allí alcanzan, no vendría nada mal (bueno, creo que alguna fuente si había). Se nota que por ahora no necesitan el dinero del  turismo. Como aquí, que cobran casi hasta por respirar en cualquier lugar religioso vendiendo  estampitas y reliquias a doquier.                                                                         

Lo mejor del viaje los anfitriones, genial, todo organizado desde buscar vuelos, planificar el fin de semana en Dubai; hotel en un barrio creo que paquistaní no? como diríamos aquí muy enxebre, limpio y cómodo que para una noche no se necesita mas, aaah y con bar de chicas incluido,  eso por muy prohibido que esté no falta en ningún lugar del mundo. Sacar billetes, cambiar monedas, como hacer visado sin perderse por el aeropuerto, contratar un árabe para que te lleve al desierto con los riesgos que eso conlleva, no se estresan si hay que tardar una, dos o tres horas en llegar no pasa na... no hay prisa....y aunque a unos nos gustó mas que a otros estuvo muy bien.  Y un sin fin de cosas mas. Gracias Haydée.

Y que decir del guía particular, que tras dos años viviendo allí nos llevaba de una punta a otra del país contándonos con detalle todo sobre sus gentes, su modo de vida, su cultura, sus costumbres, disfrutamos tanto al escucharlo como ´él al contarlo, pues no le gusta a el hablar ni ná.... visitamos los sitios mas emblemáticos de la ciudad, playas, museos, puertos, mercados donde se vendía de todo desde cómic, teteras hasta vestidos de fiesta con un parking a casi 50o que hacia de improvisado probador. Y como no, los mejores sitios pa comer y degustar los mejores postres y helados del país que con espectáculo de malabares incluido nos dejaban con la boca abierta al mezclarlos y lanzarlos  a una distancia digna de función de circo. Gracias Carlos, ser muy felices y no cambiéis nunca.
 
El viajar enriquece pero en buena compañía es inolvidable!


                                                                                          











jueves, 29 de mayo de 2014

Nunca llueve a gusto de todos



Lluvia en el desierto. Lo que os faltaba por oir ya no? Os cuento y me comentáis luego que os parece. C. y yo vivíamos antes en un 7º piso. Séptimo, no os olvidéis de este punto. Transcurría el invierno más apacible que recuerdo en toda mi vida, cuando las noticias locales, las conversaciones de ascensor y los periódicos hablaban sobre las fuertes inundaciones en países fronterizos, la nieve sobre las pirámides de Egipto y demás síntomas de cambio climático. En Kuwait, un par de días llovió un poquito, para una gallega nada de nada, pero estamos en el desierto, voy a darles un poco de cancha.

Una mañana nos levantamos y al buscar el sol en la ventana de la habitación, nos encontramos con un día muy nublado y una amenaza de lluvia inmediata que se hacía patente a través de los quejidos de mi rodilla. Soy como las viejas, adivino cuando va a cambiar el tiempo. C. prepárate que va a llover.

El día pasó entre el que sí llueve y el que va a abrir. Un chaparrón por aquí y otro por allá hasta que 10 minutos antes de irnos a la cama empezó a caer el diluvio universal. Soy gallega. He visto llover muchos días en mi vida y nada como aquello. Al minuto de empezar vimos un charco considerable en el salón justo al lado del sofá. ¿? Si está todo cerrado porque hay agua en mi salón? Pues resulta que en el marco de las ventanas, en el aluminio, los obreros decidieron hacer un agujero a taladro que atraviesa toda la ventana y que deja entrar el agua alegremente. Seguimos desconociendo su utilidad a día de hoy. Así que ponte a buscar un tapón que encaje y llena el carril de las ventanas de papel porque el agua se cuela por todos lados.

Decidimos que el imprevisto del salón está solucionado y nos vamos a dormir. En nuestra habitación hay una pequeña terraza. Pues en los 5 minutos que llevaba lloviendo el agua en la terraza nos llegaba ya a los tobillos. Oh my god! Aquello no dejaba de subir. C. se armó con un afilador de cuchillos e intentó desatascar el desagüé de la terraza. Error. El desagüe no estaba atascado. El iluminado que lo puso, lo hizo con tres codos a modo de tubería por lo que el agua no daba salido del recorrido. Y ahora qué?!?!? Pues solo nos quedaba esperar a que dejase de llover, rezar para que no siguiese subiendo el agua y no entrase en la habitación o patalear. El agua subió algunos centímetros más, achicamos la que pudimos y quedó a ras del suelo de la habitación. 2 minutos más de lluvia y podemos ponernos las aletas.

La sensación de angustia por ver como se te inunda la casa y no puedes hacer nada fue bastante curiosa. Una mezcla de risa floja y preocupación, que al final resultó ser divertida. Solo podía pensar: “vivo en un séptimo, a ver cómo c*** le cuento yo a mis amigos y mi familia que se me ha inundado un séptimo piso en el desierto…”.


Al final va a ser cierto eso que dicen que los gallegos llevamos la lluvia donde vamos. Mi primer invierno en el desierto y es el año más lluvioso que se recuerda en Kuwait. Tampoco penséis que se convirtió ésto en la Galicia profunda eh! Solo llovió 8 días… todo un récord!

La mejor imagen que refleja el agua que cayó, las infraestructuras que tienen y lo tocados que están de la cabeza son los siguientes vídeos. Prometo que es de verdad y hay muchos más con la gente sacando sus kayaks a las carreteras o sus motos de agua. This is Kuwait.




sábado, 24 de mayo de 2014

Para presumir hay que sufrir!


Las aventuras venideras ocurrieron desde mi llegada a Kuwait. No son del todo recientes y alguno de vosotros ya os las sabéis, pero no está de más sacarlas a la luz.

Depilación:
Los temas de cuidado personal adquieren la calificación de epopeya cuando tienes que realizarlos fuera de tu barrio. Si encima no hablas ni papa del idioma local, lo normal es que vayas a cortarte las puntas y acabes haciéndote la pedicura.

Después de algunas semanas por aquí llegó el momento de buscar nuevo sitio de peluquería y depilación. Sabía que o eran muy caras o el tema limpieza dejaba que desear. Así que las expectativas para mi primera vez no eran muy altas, con no ver mucha mierda por el suelo casi que me conformaba. Como todavía no conocía mucho Kuwait, decidí ir a la que me quedaba más cerca de casa. El edificio de al lado era mi destino. Segunda planta de un edificio de seis cuyo aspecto no era muy alentador, pero quién dijo miedo!
 
La puerta entreabierta me invitaba a entrar. Un mostrador, varias sillas de espera y un par de sofás enfrente de una tele. Hasta ahí todo medio normal. “Salam!” dije, y una chica de mediana edad con apariencia filipina y un hombre saltaron de los sofás de enfrente de la tele. La chica vino al mostrador y el hombre corrió como si le fuese la vida en ello a esconderse de mí. No me dio tiempo ni a verle la cara. Empezamos bien.
Le digo que me quiero depilar las piernas con cera y hacerme las cejas. Asiente. Me pasea por un laberinto de habitaciones hasta una sala. Nos pudimos cruzar con unas 10 personas en 5 segundos que duró el recorrido, todas ellas se medio escondieron a medida que nos acercábamos. ¿Estaré en una peluquería de verdad?

Entro. La habitación tenía moqueta, un par de espejos de peluquería y al fondo un pequeño semibanco hecho con nosequé y tapado con un par de telas. Elegí el semibanco para esperar, no sé muy bien a qué, pero parecía que tenía que esperar. A los 5 minutos llegaron dos mujeres de aspecto hindú, con dos banquitos y una pasta entre blanca y transparente en las manos. Jugaban con la pasta como nosotros jugábamos con el blandiblub de pequeños y nuestras madres sufrian para que no lo pegaramos en los muebles. No dejaron de hablar en ningún momento entre ellas, en su idioma claro. Resulta que el blandiblub era para mis piernas. Se llama Sheera y es una cera natural hecha a base de azúcar, limón y Seven Up, sí Seven Up. Por señas me dijeron que me remangara los pantalones y allí de pie empezaron a depilarme.

La imagen es tal que así: dos chicas-señoras sentadas en sus minibanquitos enfrente de mí, yo con los pantalones remangados hasta donde daban y ellas untándome la piel con esa cosa viscosa que ponían y quitaban de mis piernas como quien saca los restos de una pegatina con el trozo de pegatina inicial. He de decir que no duele absolutamente nada, vale que yo puedo quedarme dormida mientras me depilan las piernas (soy rarita y afortunada a la vez) pero las viscosidad esa es un lujo! Una vez acabada la parte de delante me tuve que dar la vuelta, apoyar los brazos contra la pared cual cacheamiento policial y dejar que siguieran por detrás. Lo más alucinante de todo es que los ligamentos de sus rodillas (si es que los tienen) resistieran estar sentadas en esos banquitos tanto rato y agacharse incluso más para llegar a las zonas cerca de los pies. De verdad que era surrealista.

Acaban, sin decir nada las chicas recogen sus banquitos, su mejunje y se van. Yo sigo allí de pie, descalza, pantalones remangados y piernas pringosas. A los 2 minutos viene la recepcionista y me dice que ya está, que pase a asearme, me da una toalla y me señala una puerta. No sé si me daba más mal rollo andar descalza por aquella moqueta, la toalla que me acababan de dar o lo que me encontré al abrir la puerta.
Me quedo con el pomo en la mano pero consigo abrir la puerta de un aseo que solo tiene una ducha. Y allí estaba yo, descalza, con un montón de cera pegada en todas las piernas, una toalla de uno o varios usos anteriores y una ducha, de hidromasaje eso sí. Tenía que quitarme parte de la cera para poder vestirme y largarme de allí y debía decidir varias cosas:

-          Entrar en la ducha descalza?
-          Ducharme de cuerpo entero con una puerta sin pomo?
-          Irme a casa con los pantalones pegados por la cera?
-          Llorar?
-          Pedir ayuda a las hindús?
-          Esperar a que pase algo que me saque de allí?

Pues después de esperar un par de minutos a ver si pasaba algo decidí abrir el agua de la ducha, coger la alcachofa, cerrar los ojos, meterme dentro y darme agua en las piernas. A la cera/blandiblub/loquefueraeso le dio la risa el agua, allí seguía más pegada si cabe. Parecía fácil, pero no, duele menos pero no veas lo que cuesta sacársela de encima. Tenía que tomar una nueva decisión sobre mi futura salud: usar la esponja sí o no?
Lo sé, estáis pensando en los millones de bacterias, herpes y demás cosas que podía contener aquella esponja a la que le quedaban un par de usos de lo desgastaba que estaba. Pero no tenía más opciones, tuve que usarla y quitarme lo más gordo de encima.
Intenté secarme lo menos posible. Me vestí y conseguí encontrar el recibidor. Pagué sin esperar la vuelta y me fui corriendo a casa a ducharme y darme con todos los jabones y cremas hidratantes que tenía a mi alcance.

Pero esta es una historia con final feliz. No se me cayó la piel, ni la más mínima erupción me salió y paseé mi depilación por el calor kuwaití varias semanas.

Ostia las cejas! Pues sí, me fui sin hacerlas pero ni me acordé. Al día siguiente fui a otra peluquería y me las depilaron con hilo, pero eso es otra historia…






P.D: evidentemente no hay fotos del sitio, pero he de decir que encontré meses más tarde una fantástica peluquería regentada por una argentina. Qué bueno que viniste che!